La última vez que quise jugar con las palabras me dijeron
que estaban completas.
Comienzas a pensar y descubres que el tiempo no todo lo cura
y más bien es todo locura. Te llenaste de charlas pre meditadas sin
interlocutor alguno, y te ves en una constante mono tonía deseando otro par de
brazos que empujen.
Te das cuenta que perdiste tus sentimientos encontrados y dependes
de la fe en tu laicidad, porque ni Dios se ha pre sentado diciéndote sus
intenciones ni invitado a un par de rones.
Los re cuerdos intentan aconsejarte, y los re locos te
llevan de la mano. Al final lo importante es haber comenzado bien.
¿Recuerdas cómo solíamos recordar? ¿Hará falta un examen
más? ¿Una prueba que pruebe que a pruebas esto no resiste?
El problema es que te la pasas pre sintiendo y nunca te
animas a sentir nada, andas pre ocupado y nunca te ocupas de tus asuntos. La
vida es un torno sin retorno del que no tiene caso arrepentirse.
En hora buena te diste cuenta de que puede no haber ocaso en
tu caso, el tiempo no es tan escaso. Fuiste a trazar los planes atrasados, esos
que estaban olvidados luego de no haber
tenido suerte en los dados. El futuro no está dado, aún.
Llena de confianza tu ropa y a los sueños perfúmalos de
gloria, si algo sale mal, encontrarás a quien pague la fianza y se esfume en tu
boca.
Diste una gran batalla, vaya talla te dejaron marcada.
Estarás bien pronto y dejarás tu impronta como testimonio
del monomio en el que te convertiste tras haber abandonado la jaula del pasado.
No lo dudes.
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