sábado, 11 de abril de 2015

Taquicardia en otro pecho, polvo de otra escoba

- Usted está bien ¿Verdad?
- Sí, como le dije, me cuesta dejarla pero sí. ¿Está saliendo con alguien?
- Hay posibilidades de que empiece a salir con alguien dentro de poco
- ¿Es de la U?
- Sí, es Andrés. A veces me invita a comer algo y eso, se supone que me está cayendo.
- Definitivamente mis presentimientos no fallan, sabía que era él. Bueno, es su prototipo… Si se tienen que dar las cosas, ojalá se den.
-  ¿Por qué?, Oiga, el lunes no tengo clase, ¿Quiere verme?
-  Le preguntaba porque estaba casi seguro y quería confirmar… Pues tendría que ser en la mañana.
-  Ahh ¿Ya sabía que él me cae?... Igual me queda cerca, dígame en dónde nos vemos.
-  Venga a mi casa… Pues lo intuía, veía fotos, le ponía like a mis vainas y pues hilé finito… De cierta manera es mi culpa por haberle dicho que le marcara ese día para preguntarle si tenía dinero, igual se siente feo, no sé… En algún punto de mi vida dejaré de sentirme así  cada que sale con alguien.
-  No me quiero adelantar a las cosas, ni siquiera lo conocía, solo estamos     hablando y es claro que me está cayendo. Yo sé que se siente una mierda, de verdad lo sé, pero no se adelante a algo que aún no pasa.
-  Pero a usted le trama, empezando por ahí ya es paila… Además usted me decía “ese man se comió a Paola, qué oso”… Entonces fue como más   chocante cuando lo empecé a sospechar.
 Lo de Paola es muy grave, realmente jaja… Lo que le digo, yo no sé si se   den las cosas, es más,  yo puedo alejarme del todo de usted, de sus recuerdos y todo lo que eso conlleva, pero solo cuando deje de sentirme     suya, y cuando deje de creer que está mal que haya alguien más en mi vida.
-  ¿Sabe? Me duele resto que yo lo conozca, si fuera un man X no me afectaría tanto, pero noooo vieja, es muy paila porque le doy voz propia a conversaciones entre ustedes, a la coquetería, a los besos… Qué mierda. Siento como angustia desde los muslos hasta el pecho.
- Yo nunca había hablado con el man, se lo juro, hasta ahora lo estoy conociendo. No sé qué decir para aliviar lo que siente porque así le diga que no pasan cosas, usted siente otras
- Y no tiene que decir ni aliviar nada. Usted tiene su vida y ya. Yo tengo que dejarla ir sin que me indisponga.
-Perdóneme por no poder saber qué decir en estos momentos, cuando usted está con alguien me duele muchísimo, es terrible y sé lo que significa. Hay un resto de cosas que me detienen, si yo salgo con el man habrá muchas cosas pailas… ¡Es que usted ya me dejó ir! Y yo también, lo único es entender el hecho de vernos con alguien más.
- Meeeeeeeh. El problema es mío, relájese, creo que nunca le dije cómo me sentía al respecto y esto ayuda, ya puedo hacer mis catarsis de mejor manera. Y marica, no nos hemos dejado ir, es claro que no, seguimos ligados a la idea de lo que fuimos, a recuerdos y cosas de esas, por eso estamos siendo tan francos con los sentimientos ahora.
- Sí, pero ya no hay nada con eso. Yo sé que nos queremos, porque vivimos muchas cosas pero podemos seguir y todo bien. Yo digo que con lo que no podemos es con ver al otro junto a otra persona, yo no puedo con pensar que besa y le hace lo mismo que a mí, a otra, no puedo parce… Es eso. Jueputa.
- Cierto, nos pasa como al niño con el juguete favorito que ya no usa, no le interesa, pero no concibe que alguien más juegue con él.
- Jaja sí, es eso. Ya después las cosas irán cambiando hasta que nos olvidemos completamente
-  A la mierda esto, es muy feo.
- Yo sé que ninguno está para el otro, nos falta ese pedazo. ¿Se sentiría mejor si le digo a Andrés que no se puede?
- Soy putamente egoísta y por mí que nunca esté con nadie más, es como el deseo más visceral que tengo, pero usted no puede ser ingenua, ni negarse a la posibilidad de estar con alguien que la haga sentir lo mismo que yo, y hasta mejor. No se niegue a la posibilidad de ser querida. Mis dramas internos los debo solucionar yo.
- ¿Pero aliviaría lo que siente o no?
- No puede hacer eso cada vez que yo me sienta mal parce, lo que le digo es a manera de desahogo... No quiero que trunque sus deseos de futuro conmigo que soy solo pasado
- Bueno, esa parte coherente suya tiene razón. Yo tampoco hago parte de su vida, así quisiera.
- A usted le gusta el man, no se niegue a nada, si no le convence dice chao y ya. Ese ha sido mi problema, no me doy la oportunidad con nadie, al menor desaliento abandono el barco... No haga lo mismo
- Es que en ese desaliento no tiene tanto que ver usted, a eso me refiero. Si yo siento que no está bien hacer algo, no lo hago y todo se va a la mierda… Yo sé que habla con Camila, y ya acepto más esas cosas. Lo último será aceptar sus besos en la boca de otra vieja, que pueda imaginármelo haciéndole el amor a otra sin volverme loca y listo, todo estará bien

-  Estamos igual de locos.

- Jajaja, yo sé. Igual no me importa y voy a verlo el lunes.


domingo, 5 de abril de 2015

El afán por no detenerse

Para escribir este texto tengo que olvidarme de usted, será difícil, porque es usted la razón por la cual lo escribo.

Cuando el presidente de Bancolombia, Carlos Raúl Yepes, dijo que valoraba mucho las cosas pequeñas de la vida, lo primero que pensé fue: “Pues obvio, ese man tiene todo el tiempo que le da la tranquilidad de no tener que pensar en plata. Así es muy fácil dejarse maravillar por lo simple”. Y es que a las personas que  andan pensando si el dinero que llevan les alcanza para comer al día siguiente, les queda jodido detenerse a mirar un atardecer arrebolado, o suspirar por el olor de alguien que pasó por el lado y los conectó con algún recuerdo. El que se paraliza para dejarse consumir por una sensación, fijo llega tarde al trabajo y pierde el empleo.

La tranquilidad que genera la estabilidad económica es indiscutible, pero no es la plenitud.

A mí no me pagan mi práctica profesional, pero no ha sido algo que me haya trasnochado o me genere inquietud, gracias a Dios, el destino, Gokú, Homero Simpson o al que sea, tengo una familia que me ayuda económicamente, pero aun así, sin tener preocupación por el dinero,  durante bastante tiempo ignoré las escenas llenas de esperanza que ocurrían en el entorno de mi caminar, por eso no podría decirles qué cosas pasaron, sencillamente ni me fijé.

Hace poco la alcaldía de Bogotá capacitó en oficios varios- como tejido- a habitantes de la calle, dieron la noticia por televisión y el periodista le preguntó a una de las beneficiadas “¿Qué se siente recibir un diploma?” y ella rompió en llanto, dijo que no pensaba que eso fuera a suceder un día, y aprovechaba el momento para saludar a su hermana, que no la veía desde que tenía 13 años cuando decidió irse a buscar más bazuco en la calle, “Ella me decía que yo era la niña de la casa, ojalá me esté viendo que yo sé que se acuerda de mí” dijo la señora.  Un diploma, un simple pedazo de cartón que diga que se sabe hacer algo, le hacía falta a una mujer que creía que solo era capaz de consumir droga.

No todas las escenas tienen que ser tan fuertes, este fin de semana iba caminando con mi primo de 5 años por una calle de Melgar, me dijo que si me sabía la canción de Bob Esponja, le dije que sí y comencé a cantarla intentando imitar la voz del tipo que la interpreta, ¡Nunca había visto a mi primo reír tanto! A eso se le sumó mi hermana- de 8 años- y un señor que cantó “BOB ESPONJA, BOB ESPONJA” cuando pasamos cerca de una tienda. Cosas pequeñas, sonrisas impensadas y alegría sincera.

Además los memes del Fuicioso, ¡Ah historia dura la de Fabián, el Fuicioso! Pero cuánta sonrisa ha causado la forma de ser de este personaje. Nunca sabemos a quién podemos salvar con el simple hecho de tener buena energía.

Concluí entonces que mi idea de que el presidente de Bancolombia disfruta de los detalles porque no se preocupa por plata, es falta de todo sentido y veracidad, seguramente, muchas personas con dificultades económicas no han dejado de cantar una canción que los regresa a la infancia, o no han dejado de reírse con los memes del Fuicioso así tengan todas las deudas del mundo, más aún, se han detenido por un instante en la calle cuando el aroma de algún cualquiera les revuelve el estómago y los transporta en el tiempo.


En fin, desde que usted no está cada día tiene más detalles, más cosas por contar… Y es paradójico que haya tenido que olvidarla para escribir sobre las cosas buenas, cuando en una época, usted significó todo lo bueno.