Me hubiera gustado conocerla antes, cuando era menos
consciente, menos capaz, más idiota, más sencillo. Me habría gustado conocerla
cuando yo era menos yo.
Me hubiera gustado conocerla cuando tenía más errores de
ortografía, cuando respiraba más suave, cuando escribía rimas, cuando me daba
la oportunidad de fallar e intentarlo de nuevo. Cuando me sentía orgulloso de
mí mismo
Me hubiera gustado conocerla cuando escuchaba neo, cuando no
sabía qué estudiar en la Universidad, cuando mi problema más grande eran los
trabajos de cálculo, cuando mis deseos eran puros y mi mayor pretensión
consistía en coger de la mano a la chica que me gustaba.
Me hubiera gustado conocerla cuando su pelo era de otro color,
cuando había menos sellos en su pasaporte, cuando le gustaba escribir, cuando
posteaba lo que quería, cuando discutía por todo. Cuando el mundo era más
pequeño.
Pienso en eso ahora porque me siento lleno de equivocaciones,
ahíto por tantos futuros fallidos que se acumulan y me tapan los alvéolos.
Es que la conocí cuando calculaba todo, pesaba en una balanza
cada palabra escogida y las mezclaba en frases delgadas pero sabrosas, evitando
el engorde del discurso. Maldita sea, me hubiera gustado ser el mismo idiota de antes, que pensaba menos y se atrevía más, con menos ego, que se reprochaba
más no haberlo intentado que haber fallado.
Me hubiera gustado conocerla cuando yo era menos yo, cuando
seguro hubiera podido ofrecerle mucho más que solo palabras.